En 1978 la Declaración de Alma-Ata instauró el lema “Salud para todos en el año 2000” estableciendo lineamientos para la atención primaria de la salud, siendo la Promoción de la Salud un eje orientador para la creación de condiciones que mejoren y promuevan la salud como un derecho básico y universal, situándose como una de las mejores inversiones para el desarrollo económico y social de los países.
La Organización Mundial de la Salud define a la promoción de la salud como «el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud». En el ámbito de la salud pública esta tarea entraña un gran desafío ya que no solo requiere promover cambios individuales, sino también de la formulación de políticas públicas que transformen los entornos en donde cada uno de nosotros tomamos decisiones sobre nuestros estilos de vida.
Es una estrategia interdisciplinaria e intersectorial que intenta promover una sociedad equitativa en la que los individuos, familias y comunidades puedan alcanzar, trabajando en conjunto, su máximo potencial de desarrollo, salud, bienestar y autonomía, asumiendo el cuidado de la salud como una tarea de todos.
Disponer de buena salud es el mejor recurso para el progreso individual y de las comunidades. Las enfermedades no transmisibles (ENT) constituyen la primera causa de muerte en el mundo y representan una epidemia que va en aumento debido al incremento de la esperanza de vida y a los estilos de vida actuales que fomentan el sedentarismo y la mala alimentación.
Promoción de la salud en el hall del Hospital Garrahan.
Dado que la mayoría de los factores de riesgo relacionados con las ENT son modificables, los agentes de salud tenemos un gran trabajo por hacer para su prevención. Debemos tomar responsabilidad en la difusión de mensajes que intenten modificar el comportamiento de los individuos en pos de mejorar la calidad de vida y su bienestar biopsicosocial.
En este sentido, resulta necesario promover el desarrollo de aptitudes personales que permitan incrementar la capacidad para tomar decisiones y ejercer el control sobre la gestión de la propia salud. Este paradigma sanitario implica un pasaje desde el paciente en un rol pasivo con respecto a los cuidados hacia un individuo informado, con pensamiento crítico y capacidad de decidir.
Los niños y niñas tienen derecho a crecer, jugar y estudiar en ambientes sanos y estimulantes. Un ambiente saludable es precondición para el aprendizaje y un desarrollo integral adecuado.
Como hospital pediátrico, forma parte de nuestra tarea contribuir formando futuras generaciones que dispongan de los conocimientos y habilidades para promover su salud, la de su familia y comunidad.
Los niños y niñas tienen derecho a crecer, jugar y estudiar en ambientes sanos y estimulantes. Un ambiente saludable es precondición para el aprendizaje y un desarrollo integral adecuado. Los entornos familiares responsables, junto a políticas gubernamentales que generen contextos socioeconómicos favorables son determinantes para el desarrollo de la infancia. Desde los ámbitos gubernamentales se requiere hacer de la salud un aspecto central de las políticas públicas, dando prioridad a políticas que eviten que las personas enfermen y a las que generan mejores condiciones de salubridad.
La promoción de la salud permite modificar las condiciones sociales y ambientales en las que transcurre infancia.
*Daniela Marin es psicóloga, asistente del Servicio de Salud Mental y coordinadora del Comité de Educación para la Salud del Hospital Garrahan.