Las Naciones Unidas designaron el 5 de junio «Día Mundial del Medio Ambiente». El tema para 2019 gira en torno a la «Contaminación del aire»: una llamada a la acción para ayudar a combatir un grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. La pediatra especialista en salud ambiental del Hospital Garrahan, Marisa Gaoili, analiza la importancia para la salud de niñas y niños, y de la población en general, de no respirar aire contaminado.
La contaminación del aire representa un serio problema para la salud. Cada año mueren 7 millones de personas como consecuencia de la mala calidad del aire y 4.3 millones debido a la contaminación del aire interior (de los hogares, escuelas, lugares de trabajo). La contaminación del aire se refiere a la presencia de materiales, sustancias o energía en la atmósfera (aire exterior) o en el aire interior (en los ambientes) que genera efectos adversos en la salud humana.
El aire contaminado produce aumento de la morbimortalidad por causas cardiovasculares, respiratorias, accidentes cerebrovasculares y cáncer. En los niños desencadena o exacerba crisis de asma o de broncoespasmo. También favorece las rinitis, conjuntivitis y las otitis.
«Cada año mueren 7 millones de personas como consecuencia de la mala calidad del aire y 4.3 millones debido a la contaminación del aire interior (de los hogares, escuelas, lugares de trabajo)».
Es importante conocer las fuentes de contaminación para poder prevenir los efectos sobre la salud humana y también de los ecosistemas.
El aire contaminado nos afecta a todos. También a nuestro planeta.
La calidad del aire exterior se ve afectada por el tránsito vehicular, principal contaminante del aire exterior, las emisiones industriales, la quema de basura, los incendios forestales, las cenizas volcánicas, el ozono troposférico (el ozono “malo” que se ubica en las capas más bajas de la atmósfera), la agricultura, la ganadería, los metales pesados (en especial el plomo) y otras sustancias químicas que se volatilizan como los plaguicidas, los retardantes de llama. La contaminación del aire exterior se asocia con el calentamiento global ya que muchas de las sustancias que contaminan el aire son las que generan los gases de efecto invernadero.
La contaminación del aire interior está asociada a alta morbimortalidad. Entre los contaminantes del aire interior, ya sea dentro de los hogares, en las escuelas, en los trabajos o en las áreas de recreación, se encuentran el monóxido de carbono, el humo del tabaco siendo las principales causas, también las sustancias químicas que se utilizan para hacer limpieza (limpiadores de horno, desengrasantes, lustradores), los plastificantes, lubricantes, refrigerantes. El moho es un contaminante frecuente del interior, las caspas y pelos de animales.
La intoxicación por monóxido de carbono es una de las principales causas de muerte por intoxicación a nivel mundial y a cualquier edad, y son siempre prevenibles.
La producción de monóxido de carbono afecta la calidad del aire que respiramos.
La exposición al humo ambiental del tabaco (HAT) representa la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte en el mundo. En Argentina fallecen más de 40 mil personas al año y en el mundo alrededor de 6 millones por esta causa. Aproximadamente el 25 % de nuestra población fuma. La adicción más común es fumar y es un hábito que casi siempre se adquiere en la adolescencia. Los niños y niñas comienzan a fumar a los 12 años promedio. Uno de cada 5 jóvenes de 13 a 15 años fuma.
Es importante dialogar con los adolescentes acerca de los problemas de salud que genera el tabaquismo tanto activo como pasivo y ofrecerles alternativas para cambios de conducta. Como adultos debemos protegerlos del impacto del humo ambiental del tabaco, prevenir el inicio del tabaquismo y ayudar a cesar a aquellos que se han iniciado. Difícilmente un padre fumador pueda alentar a su hijo a evitar el hábito del tabaquismo o a la cesación.
La calidad del aire depende de las elecciones de estilo de vida de todos los días. Es necesario modificar conductas para lograr que los niños vivan, crezcan y se desarrollen en un aire que sea limpio, no contaminado, que no les genere enfermedades y les otorgue bienestar.
La calidad del aire depende de las elecciones de estilo de vida de todos los días.
*Marisa Gaioli es médica pediatra especialista en ambiente del Hospital Garrahan.