Con la llegada del verano los riesgos de padecer golpes de calor se acrecientan; por ello, es necesario que padres, madres y responsables de bebés, niños y niñas conozcan las medidas de prevención necesarias para evitarlos y sufrir descompensaciones por este motivo.
Las altas temperaturas pueden ocasionar golpes de calor y descompensaciones en bebés, niños, niñas, especialmente en aquellos que sufren enfermedades crónicas. Especialmente, se debe tener mucho cuidado con aquellos niños y niñas que conviven con patologías como diabetes, cáncer infantil, enfermedades poco frecuentes, entre otras porque pueden sufrir complicaciones. También, es fundamental prestar atención a la hidratación, que debe realizarse continuamente, en estos días muy calurosos para evitar este problema.
¿Qué es un golpe de calor?
El llamado “golpe de calor” es, en rigor, la consecuencia más grave de la exposición prolongada a las altas temperaturas y puede ser muy severa en bebés, niños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. El calor intenso y prolongando puede acarrear la pérdida de agua y sales esenciales para el organismo, con el consecuente riesgo de deshidratación.
¿A quiénes puede afectar?
El golpe de calor puede afectar a personas de cualquier edad, pero los grupos de mayor riesgo son los niños -que no manifiestan sus síntomas con facilidad- y los mayores de 65 años. En el caso de los bebés y niños es importante fomentar el consumo de agua, ofreciéndoles de beber en forma frecuente; evitar el consumo de gaseosas y de comida chatarra; controlar la exposición al sol, evitándolo completamente en las horas críticas (10 a 16hs.).
¿Por qué el golpe de calor puede afectar especialmente a niños?
El golpe de calor es peligroso para la vida y sucede cuando el cuerpo no puede enfriarse lo suficientemente rápido. En este sentido, hay que tener en cuenta que el cuerpo de los niños se calienta de tres a cinco veces más rápidamente que el de los adultos.
¿Qué sucede en el caso de personas con enfermedades crónicas?
El riesgo para niños, niñas, adolescentes, adultos y adultos mayores con enfermedades crónicas está relacionado con la cantidad de días continuos en que se mantienen las temperaturas muy altas, es decir la ola de calor. Los chicos con enfermedades crónicas, como diabetes, cáncer infantil, enfermedades poco frecuentes, entre otras, pueden sufrir complicaciones.
¿Qué medidas se pueden tomar?
La prevención es la medida fundamental para evitar efectos sobre la salud ante las altas temperaturas. Entre las medidas más importantes se destacan: quedarse en un lugar fresco, en reposo, sin hacer esfuerzos físicos, evitar el sol, hidratarse más seguido que lo habitual, usar ropa ligera y de colores claros, postergar actividades en la calle para otros días. Los niños y niñas pueden jugar en el agua o con agua, pero siempre a la sombra y con la supervisión de un adulto responsable.
Los síntomas a tener en cuenta -y que deben motivar la consulta al pediatra de cabecera o centro de primeros auxilios más cercano- son:
- Temperatura corporal elevada.
- Pulso acelerado.
- Piel seca, roja y caliente.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de fatiga.
- Náuseas y/o vómitos.
- Somnolencia y, en casos extremos, pérdida de conciencia.
- Calambres musculares.
- Decaimiento en bebés.
Ante alguno de estos síntomas, es importante:
- Trasladar al afectado a la sombra, a un lugar fresco y tranquilo.
- Hacer que mantenga la cabeza un poco alta, e intentar refrescarlo mojándole la ropa, aplicar hielo sobre la cabeza.
- Darle de beber agua fresca o un poco salada.
- Solicitar ayuda médica.
- En caso de urgencia llamar al 107 (SAME).
Medidas de prevención:
- Tomar agua en forma abundante y frecuente durante todo el día.
- Evitar las comidas abundantes. Preferir alimentos frescos, como frutas y verduras.
- Evitar las bebidas muy dulces (gaseosas, por ejemplo) y las infusiones calientes.
- Usar ropa suelta, de materiales livianos, porosos y de colores claros.
- No realizar ejercicios físicos en ambientes calurosos (evitar deportes al sol).
- Tomar líquido antes de comenzar cualquier actividad al aire libre.
- Protegerse del sol poniéndose un sombrero o utilizando sombrilla.
- Usar cremas de protección solar factor 50 más y renovar cada 4 horas.
- Evitar juegos en espacios cerrados sin ventilación.
*Nota realizada con información otorgada por pediatras del Hospital Garrahan.