El autismo se caracteriza por una alteración cualitativa en la interacción social y la comunicación, asociada a intereses restringidos y conductas estereotipadas, según se establece en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, abreviado DSM).
El grado de severidad, según el DMS 5, se ha definido en 3 niveles de acuerdo a las necesidades de apoyo que tiene la persona afectada (siendo el 3 el de mayores necesidades).
Se trata de un trastorno del neurodesarrollo de base neurobiológica en el cual con las evaluaciones clínicas, neurológicas y genéticas podemos identificar una entidad médica asociada o formas sindrómicas entre un 30 y 40% de los casos. Esta condición acompañará a las personas a lo largo de toda su vida, con variaciones en su evolución.
En los casos de autismo es fundamental la detección temprana, el diagnóstico certero, la intervención precoz, todo lo cual redunda en un mejor pronóstico a largo plazo.
Debemos jerarquizar los aspectos clínicos y las edades de las personas con trastorno del espectro autista (TEA), para poder prestar un apoyo adecuado en cada momento de sus vidas.
¿A cuántas personas afecta?
Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades, CDC en USA (2018), afecta a 1 de cada 58 niños, con un claro predominio en varones, estimándose la relación en 4/1. Sin embargo, estas cifras están en revisión ya que es probable que exista un subregistro en el caso de las mujeres.
¿Puede asociarse a otros trastornos del neurodesarrollo?
El autismo puede asociarse con trastorno del lenguaje, discapacidad, intelectual, disfunciones sensoriales, epilepsia, déficit de atención, torpeza motriz, catatonía, bipolaridad, trastorno obsesivo compulsivo, entre otras.
Signos de detección temprana:
Es claro que puede haber signos clínicos tempranos orientadores de riesgo de padecer autismo. Ya a los 12 meses pueden detectarse signos clínicos, pero dada la inestabilidad de los síntomas hasta los 3 años no hablaremos de autismo sino de la preocupación de padecerlo. La detección de signos tempranos es fundamental para comenzar un trabajo interdisciplinario desde el punto de vista de orientación neurológica hasta la correcta intervención terapéutica, incluyendo a la familia.
Señales tempranas de alerta y preocupación de autismo
A los 12 meses:
- Pobre contacto visual.
- Falta de atención compartida.
- No responde al llamado por su nombre (aunque claramente no es sordo).
- No muestra interés en juegos sociales típicos de su edad.
- No realiza gestos comunicativos (como extender los brazos para que lo alcen).
- No señala.
Entre los 18 y 24 meses (sumado a lo anterior)
Comunicación social:
- Uso limitado de gestos (por ejemplo: mostrar, decir adiós, aplaudir, señalar).
- Retraso en el habla o pérdida del lenguaje.
- Dificultad para usar al mismo tiempo gestos, contacto visual y sonidos o palabras.
- Limitación en la imitación de otras personas o juegos simbólicos.
- Uso de la mano de otra persona como herramienta.
Interacción social:
- No tiene expresiones cálidas o de alegría.
- No comparte intereses ni disfrute con otras personas.
Conductas repetitivas e interés marcado por cosas específicas:
- Movimientos estereotipados (por ejemplo, aleteos).
- Rituales (por ejemplo, alinear objetos, repetir palabras).
- Fascinación por objetos, acciones o actividades específicas, lo que interfiere con su interacción social.
- Intereses sensoriales fuera de lo común (por ejemplo, oler objetos o mirar con el rabillo del ojo).
Frente a estos signos es importante realizar una consulta al pediatra.
*Neurólogo pediátrico, asesor de la Dirección Médica Ejecutiva del Hospital Garrahan.