En el marco de la Campaña ‘Septiembre Amarillo’, por el Mes de Prevención del Suicidio.
Según la OMS, la depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad a nivel global y, de acuerdo con las últimas cifras reportadas, se estima que más de 300 millones de personas viven con esta enfermedad. Existen determinantes biológicos,psicológicos, sociales y emergentes que pueden llevar a desarrollar esta patología mental que, con un temprano abordaje integral y el acompañamiento familiar y del entorno, tiene cura. En el país, en 2020, unas 2.872 personas perdieron la vida por muerte autoprovocada, de los cuales 2.342 eran varones, siendo la franja etaria de 20 a 24 años la que más fallecimientos concentró.
La depresión no es una reacción normal a una situación difícil de la vida; no es sólo estar triste; tampoco es una cuestión de carácter o de poca fortaleza; y, sobre todo, no es una elección. La depresión es una enfermedad generalmente influenciada por determinantes de tipo biológico, psicológico, social o emergente. La afirmación fue realizada por destacados especialistas en el marco de ‘Septiembre Amarillo’, instaurado por la Organización Mundial de la Salud como el mes para la prevención del suicidio y, particularmente, el día 10 de septiembre como el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Bajo la denominación ‘Busca el Sol’ la campaña busca visibilizar todos aquellos determinantes que pueden causar depresión y provocar un suicidio, y trabajar sobre ellos para dejar en claro que la depresión se trata y tiene cura.
De acuerdo con cifras de la propia OMS, la depresión es la principal causa de problemas de salud y de discapacidad a nivel global y, según las últimas cifras reportadas, se estima que más de 300 millones de personas viven con esta enfermedad en el mundo. En Argentina, un estudio epidemiológico realizado en 2018, del que participaron la Facultad de Medicina de la UBA, las universidades de California y también la de Harvard, con un total de 4 mil personas de 18 años y más, mostró que el 8,7% de los mayores de 18 (prácticamente 1 de cada 10) presentarán un trastorno depresivo mayor en algún momento de sus vidas.
“La salud mental continúa estando estigmatizada, fundamentalmente por la ignorancia; las personas tienen ideas distorsionadas respecto de las razones que motivan que alguien desarrolle un cuadro depresivo, por ejemplo. Esto se traduce en una gran cantidad de prejuicios: se cree que es una cuestión de voluntad, se le dice ‘ponete la pilas’, ‘salí a tomar sol y hacé ejercicio”. Hay que comprender que existen determinantes complejos para el desarrollo de esta enfermedad, se trata de una trama compleja de interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos y medioambientales que llevan a la depresión”, subrayó el Dr. Marcelo Cetkovich, psiquiatra, Director Médico de INECO y Vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, AAP. “La depresión es una enfermedad que afecta el ánimo, la concentración, la capacidad de disfrutar, la voluntad y la energía. Muchas veces, la sociedad en general considera que una persona que está deprimida podría salir adelante simplemente ‘con voluntad’ y esto no es así, porque –justamente- la depresión es ‘la enfermedad de la voluntad y energía. Ambas están afectadas. Esto, a su vez, provoca pensamientos negativos acerca de uno mismo y de las decisiones que se toman, por lo que la persona se siente insegura y tiende a aislarse”, explicó la Dra. Teresa Torralva, psicóloga, doctora en Medicina y Jefa del Departamento de Neuropsicología de la Fundación INECO.
Cursar una depresión incrementa el riesgo de desarrollar otras problemáticas de gran impacto a nivel de la salud, como el consumo abusivo de sustancias o condiciones crónicas como una enfermedad cardiovascular. Por esto, los especialistas destacan la importancia de estar atentos a los determinantes que pueden favorecer la aparición de la depresión.
“Hoy sabemos que estos determinantes pueden ser desde biológicos, psicológicos, sociales y también emergentes. Entre los primeros, se encuentra la genética. Si una persona tiene, por ejemplo, muchos genes asociados a la depresión, presenta más chances de desarrollar un trastorno depresivo; esto no significa que indefectiblemente lo vaya a tener, sino que tiene una vulnerabilidad biológica mayor”, indicó la Dra. Micaela Dines, psiquiatra del Departamento de Psiquiatría de INECO.
Otro de los principales determinantes biológicos de la depresión es el microbioma. Según lo referido por la Dra. Dines, las bacterias que pueblan el intestino se comunican con el cerebro a través de lo que se ha denominado la vía cerebro-intestino-microbioma. Un desequilibrio en las bacterias intestinales puede llevar a inflamación sistémica, lo cual tiene su correlato en el estado de ánimo, aumentando el riesgo de depresión.
Por otra parte, intervienen los determinantes psicológicos. En este sentido, es importante saber que la historia personal, la relación con las figuras de apego en la infancia, las experiencias a las que se está expuesto, la educación, la nutrición, el estilo de vida, las oportunidades, las vulnerabilidades y las enfermedades, entre otros factores, van configurando una manera de ser, una manera de ver y de experimentar el mundo.
A su vez, existen los determinantes sociales que pueden llevar al desarrollo de la depresión y aquí entra en juego una gran cantidad de situaciones o factores, que van desde lo económico, pertenecer a una determinada minoría, a pueblos originarios, ser mujer o ser víctima de violencia sexual o de abuso sexual infantil, entre otras. Además intervienen las jornadas laborales extensas, jornadas nocturnas con altos niveles de burnout (síndrome de cabeza quemada) y también el bullying.
“También influyen los determinantes llamados ‘emergentes’ y aquí entrarían los factores ambientales como la contaminación, que se interrelaciona a su vez con los factores sociales, porque una persona que vive en peores condiciones está más expuesta a los factores ambientales desfavorables”, sostuvo la Dra. Dines.
“Los determinantes de la depresión son complejos, por eso el foco tiene que estar puesto en detectarla lo más precozmente posible y tratar de intervenir para prevenir el sufrimiento. Además, los trastornos mentales son los causantes de la mayor parte de las muertes por suicidio, siendo la depresión la principal. El suicidio es una de las principales causas de muerte en las personas de entre 18 y 25 años y la depresión explica esta situación en el 80-90 por ciento de los casos”, aseveró el Dr. Cetkovich.
“Hay que terminar con los mitos alrededor del suicidio. Uno de los que persisten es el que considera que hablar sobre este flagelo induce a una persona a quitarse la vida; y esto no es así, hay que hablar sin miedo y estudiar el fenómeno. Cuanto más se sepa al respecto, mejor. Por otra parte, no hay que idealizar al suicidio: quitarse la vida no es una elección ni una expresión del libre albedrío; quien comete este acto lo hace porque siente que es su última opción. Tampoco hay que juzgar a la persona que cometió un intento de suicidio porque esta persona sin dudas vive una batalla interna tremenda y lo único que lo lleva a esta decisión es terminar con ese dolor psíquico insoportable. Finalmente, no hay que subestimar los avisos previos. Se sabe que para cada caso de una persona que se quita la vida, existieron entre 10 y 20 tentativas de hacerlo; frente a la primera tentativa, hay que consultar a un profesional en forma urgente”, subrayó la Dra. Torralva.
Para el Lic. Amado Pauletti, psicólogo clínico y presidente de la Fundación Clínica de la Familia de Río Cuarto, Córdoba, frente a quien presenta un cuadro depresivo, es fundamental que el entorno y la familia sean empáticos con ese malestar para entender y validar lo que la persona siente. “No ayuda enojarse, pelearse con quién padece una depresión. En ese momento no elige sentirse mal, resulta más útil acompañarlo a realizar pequeñas acciones que lo acerquen a lo importante para esa persona. Si recuperar la salud emocional es importante, acompañarlo a un tratamiento especializado, será entonces, una acción fundamental para estabilizar su estado anímico y continuar comprometiéndose con lo que valora en su vida”.
El nombre de la campaña ‘Septiembre Amarillo’ ‘Busca el Sol’ es una iniciativa de la OMS. Fue instituido desde 1994 en homenaje a Mike Emme, un joven estadounidense de 17 años que se quitó la vida en un momento de profunda desesperación. Sus padres eligieron ese color porque era el mismo del que había pintado su auto Ford Mustang 1968, que había restaurado.
Los expertos coinciden en que, a partir de considerar todos los determinantes de la depresión, se pueden realizar intervenciones importantes como hablar abiertamente de la salud mental, incluso desde las escuelas, para terminar con los estigmas. Por otra parte, consideran importantísimo entrenar también a los médicos generalistas o de familia para que puedan detectar la depresión y derivar al paciente rápidamente con el especialista.