La mayor cantidad de accidentes y lesiones ocurren entre los 15 y 17 meses de vida de los niños. Muchas veces los padres desconocen las etapas de desarrollo de sus hijos y, en consecuencia, subestiman sus riesgos o sobreestiman las capacidades que estos poseen para reaccionar y defenderse.
Para prevenirlos, la educación familiar es fundamental.
Cientos de niños menores de 1 año mueren cada año en distintos países del mundo por lesiones que en su mayoría podrían prevenirse. Según datos otorgados por los profesionales del Hospital Garrahan, el 90% de los accidentes ocurridos durante el primer año de vida ocurren en el hogar.
En muchos casos estas lesiones suceden porque los padres no están conscientes de lo que sus hijos son capaces de hacer. Ellos aprenden con rapidez, y pueden, por ejemplo, escurrirse de la cama o alcanzar esa taza de café caliente que dejan sobre la mesa.
Etapas del desarrollo de un bebé
Según la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en los primeros meses de vida los bebés son totalmente dependientes de los adultos. Su función respiratoria y sus reflejos protectores son todavía inmaduros. A los 4 meses, comienzan a rolar y darse vuelta sobre sí mismos, y luego empiezan con movimientos descoordinados y bruscos. A partir de los 6 meses, coordinan mejor sus movimientos, comienzan a gatear y aprenden a caminar; se llevan objetos pequeños y alimentos a la boca, lo cual ocasiona que puedan atragantarse. Son inquietos y movedizos, y día a día van aumentando la curiosidad por el entorno. No conocen el peligro, por eso siempre cualquier adulto responsable tiene que supervisar todas sus actividades, juegos y juguetes.
¿Cuáles son las principales lesiones que pueden ocurrir en el primer año de vida del niño?
- Caídas y golpes desde cambiadores o camas, bebesit, cunas o escaleras y debido al uso de andadores.
- Quemaduras: especialmente con líquidos calientes, manipulados por la persona que tiene a cargo el cuidado del bebé (cuando comienza a gatear o deambular, muchas veces antes del año, debemos cuidar las estufas, calefactores y puertas de hornos).
- Intoxicaciones: por medicamentos (automedicación, indicación inadecuada, dosis inadecuada) o monóxido de carbono, sobre todo en los meses de otoño e invierno.
- Accidentes de tránsito: al ser transportados en automóviles y otros vehículos (transporte público, bicicletas, motocicletas, bicimotos, etcétera).
- Muerte súbita: por aspiración, atragantamiento y asfixia.
- Aplastamiento: por objetos pesados, heridas en dedos por cochecitos, sillitas, andadores, etcétera.
Lesiones y recomendaciones
• Lesiones en el automóvil:
Los choques de automóviles son una gran amenaza para la vida y la salud de los niños, los cuales pueden prevenirse con el uso de asientos de seguridad. Ya que además de estar mucho más protegidos, se portarán mejor, permitiéndote conducir con más cuidado.
– Recomendaciones:
- En el caso de los recién nacidos, debés ubicarlos también en la parte trasera, en el asiento de seguridad para bebé que mire hacia atrás, previa verificación de que esté instalado correctamente (se desaconseja que viajen en la silla delantera de un auto que tenga bolsa de aire para el pasajero).
• Caídas:
Los bebés pueden caerse de un sitio, a menos que esté protegido, ya sea poco después de haber nacido, cuando adquieren la habilidad de moverse y estirarse impulsándose de objetos con los pies, como a medida que crecen y son capaces de darse vuelta.
– Recomendaciones:
- No los dejes solos en cambiadores, camas, sofás o sillas, sino que por el contrario, cuando no puedas cargarlos, debés colocarlos en lugares seguros, tales como una cuna o un corral.
- Desde que comienzan a gatear (6 meses), colocá rejas en las entradas de las escaleras y cerrá las puertas para que no puedan entrar a habitaciones donde corran el riesgo de lastimarse.
- No uses andadores (caminadores) infantiles, ya que pueden hacerlos volcar, caerse o precipitarse por las escaleras y lastimarse seriamente en la cabeza (los andadores permiten que tengan acceso a lugares donde pueden jalar o tirar objetos pesados o alimentos calientes).
- Es importante que si tu hijo sufre de una caída fuerte o no actúa normalmente después de cualquier caída, llames al médico.
• Quemaduras:
De los 3 a los 5 meses los bebés empiezan a mover los puños de las manos y agarrar cosas.
– Recomendaciones:
- Al momento de cargarlos, no lleves en la mano una taza de café, líquidos calientes ni platos de comida ya que se corre el riesgo de que se quemen.
- Para protegerlos de que se quemen con el agua del grifo, reducí la temperatura máxima de su calentador de agua a 48,8 °C (la mayoría de las veces podés ajustar la temperatura del calentador de agua de tu hogar). En el caso de que se quemen, dejá correr agua fría de inmediato sobre la parte afectada hasta que pare de llorar. Después cubrí la quemadura con un vendaje suelto o un paño limpio y llamá al médico.
• Atragantamientos y asfixia:
Los bebés exploran su entorno llevándose cualquier cosa a la boca.
– Recomendaciones:
- No dejes objetos pequeños a su alcance, ni siquiera por un rato.
- Nunca les dés trozos duros de comida, tales como pedazos de zanahoria cruda, manzana, salchichas, uvas, maníes y palomitas de maíz.
- Cortá todos sus alimentos en trozos delgados y permanecé pendiente por si empieza a atragantarse. En tal caso, preguntale a tu médico cuáles son los pasos a seguir (aprendé a salvar la vida de un niño que se atraganta).
- Para prevenir posibles asfixias y reducir el riesgo de la “muerte de cuna” o síndrome de la muerte súbita del lactante (SMSL), debés acostarlo siempre boca arriba. La superficie o cuna donde duerme no debe poseer almohadas, animales de peluche, mantas o mantillas, o ropa de cama suelta (se desaconseja acostarlo en una cama de agua, una silla saco –bean bag– o sobre cualquier superficie blanda que pueda cubrir su cara y bloquear la entrada del aire por la nariz y la boca).
- Las envolturas y las bolsas de plástico forman un sello apretado sobre la boca y la nariz y pueden sofocarlo.
Fuentes:
– Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
– Hospital Garrahan.
– Asociación Americana de Pediatría (AAP).