El agua corporal representa el 60% del peso de una persona, distribuidos en distintos compartimentos: un 40% como líquido intracelular, y un 20% como extracelular, distribuido en el plasma, líquidos intersticiales, linfa y otros. Estos valores varían de acuerdo a la edad, siendo mayor contenido de agua a menor edad.
El ingreso de agua al organismo está dado, fundamentalmente, como fluido en un 60%. Los alimentos aportan el 30%, y otro 10% se aporta a partir de la formación de agua endógena producto del metabolismo energético. Estas dos últimas fuentes aportan aproximadamente 1200 mililitros de agua por día.
Sin embargo, no todo el agua que ingresa al organismo permanece allí. La pérdida obligada de agua diaria es de aproximadamente 1600 mililitros por día. El 25% de esta pérdida se corresponde a la vía respiratoria y los mecanismos oxidativos, el 60% corresponde a la orina, el 5% a la piel, y otro 5% a los intestinos. Es por eso que el ingreso mínimo de agua debe ser de 400 mililitros por día. El exceso de agua ingerido se elimina por orina, es decir, en estado de reposo.
Otro elemento muy importante a tener en cuenta es la actividad física. Los factores que inciden en el balance de hidratación corporal son los diversos escenarios ambientales, en los cuales se tienen en cuenta factores como la temperatura, la humedad, la radiación, la altura, los vientos, etcétera; y junto con este es importante considerar la vestimenta y los equipos deportivos, que modifican la temperatura corporal y de la piel.
Al elevarse la temperatura corporal, se produce una pérdida de calor con incremento de flujo en la piel y transpiración, evaporándose así el agua que se encuentra dentro del cuerpo y convirtiéndose esta en la principal pérdida de calor durante la actividad física. Durante esfuerzos intensos, es posible perder por respiración y transpiración hasta un 10% del agua corporal total.
Esta pérdida, que no solamente es de agua sino también de electrolitos, produce una respuesta que es la sed, y la respuesta debe ser la ingesta de agua y electrolitos. Con la hidratación adecuada, además, se protege del golpe de calor, gran peligro para los niños, sobre todo durante las épocas más calurosas del año. El valor del agua en el organismo es tan importante que una pérdida significativa puede tardar hasta 24 horas en recuperarse.