La pandemia de COVID-19 plantea un desafío social y educativo sin precedentes para las familias, la escuela y la sociedad. Es por ello que generar un buen clima en el hogar resulta central para poder mantenernos sanos tanto física como mentalmente y generar un espacio en donde se pueda fortalecer la alianza-familia escuela en la tarea de acompañar enseñando en este momento difícil.
El aislamiento social genera diferentes emociones, por lo que resulta imprescindible que tengamos, como adultos, respuestas más flexibles y desarrollemos el respeto por los otros.
Ante esto es muy importante, en primer lugar, abordar las emociones para luego trabajarlas.
¿Qué sentimos ante esta situación que nos plantea el COVID-19?
Puede suceder que experimentemos:
- Temor ante esta situación desconocida, ante aquello que no comprendemos aún. Como adultos podemos trabajar sobre nosotros y con los niños y niñas hablando sobre lo que nos pasa y sobre lo que les pasa: ¿qué sienten?
- Inquietud ante la información que se presenta en los noticieros. La sugerencia es solo poner el noticiero en dos oportunidades al día: Si lo dejamos todo el tiempo encendido solo conseguiremos incrementar este sentimiento. Informados sí, pero no sobre informados.
- Enojo ante aquello que no podemos controlar. Es una buena oportunidad para trabajar sobre esto en particular con los niños y niñas. Leerles historias, contarles cuentos y ver qué les pasa a los personajes puede ayudar a abordar este tema de un modo indirecto.
- Aburrimiento ante la reiteración de tareas. Para evitarlo es posible acordar rutinas de trabajo, armar cronogramas.
Cada uno de nosotros/as puede asumir el desafío de acompañar y cuidar a los otros miembros de la familia y cuidarnos de manera creativa en tanto se trata de un momento singular tanto personal como social.
Para lograrlo les sugerimos:
- Explicar la situación de salud que estamos viviendo, la pandemia, el alcance de las medidas que se tomaron, su necesidad y esclarecer que estamos atravesando un momento que inevitablemente pasará.
- Incentivar el diálogo, que hablen de lo que les pasa, sus temores, miedos, para que puedan identificar lo que les sucede y así poder ayudarlos a afrontar mejor la situación.
- Organizar un horario familiar, para continuar con las rutinas o instaurar nuevas. Proponer un esquema de plan de actividades.
- Mantener los horarios del sueño, los hábitos de vestirse, alimentarse, bañarse, es decir, organizar los ciclos del día.
- Habilitar un lugar para estudiar que esté libre de distracciones: tv, música, ruidos, etc.
- Mantener a través de las redes sociales y de las plataformas el contacto con la escuela (a través de las comunicaciones y actividades que proponen) y con familiares, amigos, compañeros del colegio.
- Evitar la saturación informativa porque crea sensación de inseguridad.
- No reenviar cadenas de mensajes que no estén seguros de su veracidad. Muchos tienen apariencia de verdaderos y si los escuchas verás que solo quieren elevar la alarma en la población.
- Quedémonos en casa. Nos tenemos los unos a los otros. ¡Es una buena oportunidad para encontrarnos!
*Esta nota fue realizada con información aportada por Fundación Garrahan, desarrollada por Adriana Monachesi, Marta Hermida y Graciela Tayara.