El aumento de la temperatura en época estival invita a los niños, adolescentes y adultos a refrescarse en piletas, ríos y lagos, actividad que no está exenta de riesgos tales como los ahogamientos. El Ministerio de Salud detalló una serie de recomendaciones de cuidado a tener en cuenta para prevenir este tipo de eventos que ocurren más frecuentemente de lo que se cree.
Datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación
De acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación, los ahogamientos son la tercera causa de muerte por lesiones no intencionales en el mundo, con un estimado anual de aproximadamente 320.000 fallecimientos, de los cuales más del 90% se producen en países de ingresos bajos y medianos. En Argentina, cada cinco días fallece un niño menor de 4 años por ahogamiento.
¿Cuáles son las causas del ahogamiento?
Los expertos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) explican algunas de las causas del ahogamiento y los lugares donde se produce:
“Los menores de 12 meses son poco autónomos y dependen totalmente de sus cuidadores. La mayoría de los ahogamientos se producen en agua dulce. En los lactantes, el escenario más habitual son los lugares para bañarlo, por descuido o maltrato. Se pueden ahogar muy rápidamente en muy poca agua (por ejemplo, un balde o un tacho vacío de pintura). Aunque los más grandes de este grupo se pueden desplazar por sí mismos, son demasiado pequeños para reconocer el peligro o para salir del agua, especialmente si no existen barreras ni vigilancia adecuada”, precisó la Dra. María Cecilia Rizzuti, Médica Pediatra, miembro del Comité de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Por su parte, la Dra. Adela Armando, Pediatra del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP, afirmó que “los ahogamientos se producen con una frecuencia mayor en varones, en una relación de tres o cuatro niños por cada niña. En cuanto al lugar de ocurrencia, en el grupo de menores de 5 años el más frecuente es el hogar: en piletas de natación, fuentes y canales próximos, especialmente cuando el niño queda sin supervisión. Mientras que en los adolescentes la mortalidad se asocia a la subestimación del riesgo, el uso de sustancias como el alcohol y las drogas y la práctica de actividades acuáticas sin el conocimiento del medio y los elementos de protección adecuados. Los ahogamientos son más frecuentes en aguas oscuras en movimiento, ríos, lagos y canales”.
“En cuanto al tipo de espejos de agua o ‘ambientes acuáticos’ que hacen la práctica más riesgosa, las aguas oscuras con movimiento son especialmente peligrosas, como ríos, arroyos, mares o lagos, donde las condiciones comunes son el agua poco transparente con diversos grados de turbidez, las corrientes, contracorrientes y remolinos (hay que tener en cuenta que los ríos normalmente corren a 7 u 8 km/h, velocidad que aumenta considerablemente en las crecientes), además del efecto de las mareas. En los casos de prácticas de deportes acuáticos, sin excepción todos los tripulantes de las embarcaciones deben llevar chalecos salvavidas adecuados y homologados”, consignó la Dra. Rizzuti.
Entre otras variables, influyen en la ocurrencia de este tipo de episodios el contexto geográfico (niños que viven en zonas con acceso directo a espejos de agua), las actividades familiares y su forma de transporte, el nivel socioeconómico y de instrucción de los padres, la falta de señalización adecuada de los ambientes acuáticos y la correcta instrucción sobre su uso seguro, y la utilización de sustancias.
¿Qué debemos hacer en caso de ahogamiento?
Frente a un caso de ahogamiento debemos tomar las siguientes medidas:
a) Luego de verificar que el niño está inconsciente, pero respira, se debe activar el Sistema de Emergencia Médica llamando a los teléfonos 911, 107, 106 u otros de acuerdo a la localidad en la que se encuentre (si no lo sabe, colocarlo en su casa en un lugar visible).
b) Las llamadas a la Policía, los Bomberos y/o la Prefectura Naval se realizan desde cualquier teléfono y son de mucha ayuda.
c) Al comunicarse telefónicamente con la Policía, los Bomberos y/o la Prefectura Naval, dar lugares precisos de ubicación y estado de situación, y bajo ningún punto de vista colgar la llamada, mientras arriba la ayuda profesional, ya que el radio operador puede guiarlo, o bien ayudar en mantener la calma y el control de la situación.
d) Como es una situación de urgencia vital, se aconseja iniciar las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica básica (RCP). Solo excepcionalmente, si no existe un Servicio de Emergencia en la zona, realizar el traslado de la manera más segura posible al Servicio Médico más cercano, avisando de la llegada, mientras se continúa con dichas maniobras.
e) Entre otras recomendaciones, también se sugiere quitarle la ropa mojada al niño y envolverlo con algo seco para recuperar la temperatura corporal y colocarlo en postura lateral hasta la llegada del Servicio de Urgencia.
Medidas más eficaces en menores de 5 años:
1. Garantizar una vigilancia atenta y permanente de un adulto responsable mientras están en o cerca de bañeras o piletas y cuando están próximos a zanjas, acequias, estanques u otros contenedores de agua.
Los “asientos de bañera” para bebés no son dispositivos para la prevención de ahogamiento y no sustituyen la vigilancia del cuidador.
En las piletas, siempre designar un adulto en la supervisión con una visión directa permanente, el cual debe estar en condiciones físicas e intelectuales para socorrer, nadar perfectamente y poder sumergirse sin equipo hasta el fondo de una piscina (debe mantener una distancia máxima con el niño equivalente al “largo de su brazo” y estar entrenado en RCP –reanimación cardiopulmonar–).
Se debe mantener una proporción segura entre el número de cuidadores y niños: en lactantes la relación debe ser de uno a uno; de 1 a 2 años: de uno a dos; de 2 a 3 años: de uno a tres y luego de los 4 años de acuerdo con el grado de aprendizaje de natación que tengan los pequeños (se debe tener en cuenta los casos de aquellos que requieren una vigilancia especial en calidad o en número de cuidadores).
2. Eliminar o tapar los reservorios de agua como pozos, baldes, cisternas o barriles.
3. Instalar en todas las piletas cercos perimetrales completos fijos o removibles de una altura mínima de 1,30 m. Si tiene barrotes, la distancia entre ellos no debe ser mayor de 10 cm, ni horizontales porque pueden usarse como escalera. Tienen que contar con una única abertura con mecanismo seguro de cierre que las aíslen completamente de la casa y del patio. Los bordes y el piso alrededor de ellas deben ser de material antideslizante, y respecto de los cobertores y alarmas no excluyen la presencia del cerco.
Vaciar totalmente, luego de su uso, las “inflables” o “desarmables” o ubicarlas en lugares no accesibles a los niños.
4. Utilizar dispositivos de flotación personales como los chalecos salvavidas homologados para tal fin en todas las embarcaciones según el peso del niño (evitar los de ruedas, bracitos inflables o los de círculos y/u formas de animales inflables, ya que son peligrosos), pero tener en cuenta que no reemplazan y deben complementarse con la vigilancia de los adultos. Los mismos deben tener abertura anterior y cerrar con tres “broches de seguridad” con cinta inextensible que pase por debajo de la ingle evitando que salga hacia arriba.
5. Clases de natación adaptadas a edades y necesidades especiales:
Lo ideal es la enseñanza a cargo de personas capacitadas y con experiencia en natación infantil entre los tres y cinco años, con una media orientativa de cuatro años.
6. Presencia de guardavidas en zonas de playas y piletas que realicen salvamentos en el agua, supervisen el cumplimiento de las normas, de las conductas arriesgadas y den el ejemplo de un comportamiento seguro.
7. Capacitar a los padres, cuidadores y comunidad sobre el salvamento y primeros auxilios, incluyendo las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) básica, ya que la inmediata aumenta la supervivencia de los niños que sufren un ahogamiento.
Medidas para niños mayores y adolescentes:
– No bañarse en solitario.
– Respetar los tiempos de la digestión.
– No ingerir bebidas alcohólicas y/o drogas.
– Utilizar solo las zonas vigiladas destinadas al baño.
– Atender a las señales de “prohibición de baño”.
– No zambullirse de cabeza si no se conocen los fondos.
– No alejarse de la costa con colchonetas o flotadores y utilizar chalecos salvavidas cuando se realiza algún deporte acuático.
Los balnearios
En el caso de los balnearios, deben contar con:
• Boyado y señalización bien visible, actualizado acorde a los eventuales cambios del nivel del agua.
• Guardavidas profesionales en número adecuado a los bañistas, entrenados en reanimación cardiopulmonar (RCP).
• Contar con un sistema de rescate adecuado a cada lugar: megáfonos, motos de agua, embarcaciones de rescate y atención inicial inmediata.
Fuentes:
– Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
– Ministerio de Salud de la Nación.
– Organización Mundial de la Salud (OMS).