Otitis del Nadador en los Chicos

El calor de la época estival invita a los chicos y chicas a permanecer mayor tiempo en el agua, de esta manera, la humedad permanece en el conducto auditivo, además de que las temperaturas elevadas del verano favorecen la proliferación bacteriana  y esto puede provocar otitis externas.

La otitis del nadador (también conocida como otitis de pileta u otitis de verano), que los médicos denominan otitis externa, es una infección de la piel del interior del conducto auditivo o del oído externo. Este tipo de infección se produce con mayor frecuencia después de nadar o de la realización de otras actividades que permiten la entrada de agua en los oídos.

Causas

La otitis externa se desarrolla porque la humedad en el canal auditivo favorece el crecimiento de ciertas bacterias. La humedad también hace que la piel que recubre el conducto auditivo se reblandezca (como la zona blanca e hinchada que se forma bajo un vendaje húmedo). Las bacterias invaden entonces la piel reblandecida y se multiplican allí, provocando esta infección, a menudo dolorosa. No obstante, algunos chicos son más propensos a la otitis externa que otros. Las lesiones en el conducto auditivo (a veces por el uso inadecuado de hisopos de algodón) o afecciones como el eczema y la dermatitis seborreica pueden hacer que un niño sea más propenso a contraer la otitis externa. “Generalmente, la otitis de pileta se presenta en los chicos que pasan muchas horas en el agua, debido a la humedad y la maceración de la piel que favorece la aparición de gérmenes típicos de la temporada estival. Lo primero a señalar es que no se trata de una infección contagiosa, sino que tiene que ver con la higiene y la predisposición de cada persona”, consignó el doctor Leopoldo Cordero, otorrinolaringólogo, consultor del Hospital de Pediatría Dr. Juan P. Garrahan.

Síntomas

La forma más leve de otitis externa, presenta sólo picor o una sensación de taponamiento en el oído. Si su hijo es demasiado pequeño para decirle lo que le molesta, puede notar que se mete el dedo en la oreja o se la frota con la mano. En cuestión de horas o días, la abertura del canal auditivo puede hincharse y enrojecerse ligeramente, provocando un dolor sordo. Si se presiona la abertura o se sostiene la oreja hacia arriba, puede resultar doloroso. En los casos más graves de otitis externa, el dolor será constante e intenso, su hijo puede llorar y llevarse la mano a la oreja; el más mínimo movimiento, incluso masticar, le dolerá mucho. 

El orificio del conducto auditivo puede estar hinchado, con unas gotas de pus o material caseoso.

 Su hijo también puede tener fiebre baja (raramente más de uno o dos grados por encima de lo normal). En las infecciones más graves, el enrojecimiento y la hinchazón pueden extenderse más allá del conducto auditivo externo y afectar a todo el oído.

¿Cómo se trata?

Si el niño o niña tiene dolor en el oído, o si sospecha que tiene otitis externa,hay que consultar al pediatra. Aunque la afección no suele ser grave, debe ser examinada y tratada por un médico. Hasta que vea al pediatra, se puede ayudar a aliviar el dolor con paracetamol o ibuprofeno. Es necesario mantenerlo fuera del agua durante varios días y comprobar si el dolor disminuye. No se debe  introducir un hisopo o bastoncillo de algodón o cualquier otra cosa en el oído para intentar aliviar el picor o favorecer el drenaje: esto sólo provocará más daños en la piel y proporcionará más lugares para que crezcan las bacterias.

¿Qué se receta para la otitis externa?

En la consulta con el pediatra, el médico examinará primero el oído afectado. A continuación, puede limpiar cuidadosamente el pus y los restos del canal. La mayoría de los médicos también recetan gotas para los oídos durante cinco a siete días. Las gotas para los oídos combaten la infección. Sin embargo, para que sean eficaces, deben utilizarse correctamente. Si el conducto auditivo está demasiado inflamado para que entren las gotas, el pediatra puede introducir un tapón para el oído, un pequeño trozo de algodón o material esponjoso que absorbe el medicamento y lo mantiene en el conducto. En este caso, tendrá que saturar el tapón con las gotas tres o cuatro veces al día. En raras ocasiones, también se recetan antibióticos orales.

¿Se puede ir a nadar con otitis externa?

Cuando el niño o niña reciba tratamiento para la otitis externa, el médico puede recomendar que se mantenga alejado del agua durante unos días. Sin embargo, puede ducharse o bañarse rápidamente a diario y lavarse el pelo, siempre y cuando se seque después el canal auditivo con la esquina de una toalla o con un secador de pelo (a baja potencia, alejado del oído). Una vez hecho esto, es necesario poner más gotas para los oídos.

¿Cómo se previene la otitis externa?

No es necesario tratar de prevenir la otitis externa a menos que se haya tenido esta infección con frecuencia o muy recientemente. En estas circunstancias, limitar las estancias en el agua, normalmente a menos de una hora. Luego, cuando sale, quitar el exceso de agua del oído con la esquina de una toalla o hacer que sacuda la cabeza.

Muchos pediatras recomiendan las gotas de ácido acético para ayudar a prevenir la otitis externa. Están disponibles en varios preparados, algunos de los cuales necesitan receta médica. Suelen utilizarse por la mañana, al final de cada baño y al acostarse.

Según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), “es el otorrino el que debe recomendar a los padres qué es mejor para cada caso. Hay diversos tipos de otitis y hay que individualizar en cada paciente. Lo mejor es utilizar el sentido común”, sostiene el organismo.

Es aconsejable no bucear o zambullirse de golpe en el agua, para evitar cambios de presión, y esperar 48 horas, una vez curada la otitis para nadar de nuevo en la piscina porque “un chico o chica con la habitual otitis externa leve puede seguir bañándose, siempre que no bucee en el curso del tratamiento, mientras que, en los casos más severos sí estaría prohibido el baño”.

Además, es recomendable secar bien las orejas con una toalla, e inclinar la cabeza a ambos lados para facilitar la salida de agua de los oídos. También se puede usar gorro cubriendo los oídos o tapones diseñados para el baño.

Recomendaciones

– No bañarse en aguas contaminadas: es importante procurar que los baños se realicen en aguas no contaminadas para evitar el contacto con posibles gérmenes o bacterias causantes de infección.

– Reducir el tiempo de inmersión y de permanencia en el agua: evitar tiempos prolongados en ambientes húmedos y, si es un niño o niña propenso/a a sufrir este tipo de otitis en verano, es conveniente el uso preventivo de tapones, preferentemente personalizados, o gorros de baño, para reducir las posibilidades de entrada de agua. Además, en todos los casos, es importante luego de salir del agua hacerle inclinar la cabeza hacia ambos lados para favorecer la salida de agua y secar la parte externa del oído con la toalla o una gasa. Para aumentar más el secado de la zona, si estamos en casa, puede usarse también un secador del pelo, con aire ambiente, no necesariamente caliente, durante unos 10 segundos desde una distancia aproximada de 20-30 cm enfocado al conducto auditivo.

– Realizar una limpieza correcta de los oídos: Salvo la limpieza con suero fisiológico para administración ótica, en ningún caso utilizar otras maniobras para extraer la cera salvo si es indicado por un profesional, así como evitar el uso de bastoncillos ni otro tipo de utensilios para el rascado, ya que puede irritar o erosionar la piel y dejarla más desprotegida.

– Acudir al pediatra ante la presencia de los síntomas referidos: se recomienda visitar al pediatra para que pueda estudiar su origen y determinar el tratamiento más adecuado a seguir.

Fuentes

-Sociedad Americana de Pediatría

-Leopoldo Cordero, otorrinolaringólogo, consultor del Hospital de Pediatría Dr. Juan P. Garrahan.Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria