Semana del Niño Prematuro

Según establece la Organización Mundial de la Salud -OMS-, en el marco del Día Mundial del Prematuro que se conmemora el 17 de noviembre de cada año, también se toma la “Semana del Prematuro” del 14 al 17 de noviembre  para concientizar sobre los cuidados de estos niños y sus familias.

Según el libro “El niño que fue prematuro” publicado por la Fundación Garrahan, la mortalidad neonatal en Argentina ha disminuido a la mitad en los últimos veinte años. La mortalidad de los niños nacidos con un peso inferior a 1500 g también disminuyó aproximadamente, en un 30% durante el mismo período: en el año 2000 fallecía el 50% mientras que en 2012 alrededor del 35%. Esta población de niños de muy bajo peso al nacer crece año a año, no solo porque la medicina actual y las políticas sanitarias aún no logran prevenir los nacimientos antes del término, sino porque, en la medida que los servicios de terapia intensiva neonatal mejoran sus estándares de cuidado, la sobrevida continuará aumentando.

El cuidado de este grupo de niños tan vulnerables, sobre todo en los primeros años de vida, abarca múltiples dimensiones y desafía a los integrantes de los servicios de salud a considerar, desde la perspectiva pediátrica, al niño como un sujeto en pleno proceso de desarrollo. El pediatra se vinculará con una familia que, en el momento del nacimiento inesperado y esas semanas o meses permanecerá  en una unidad de cuidados intensivos neonatales.

Función del Hospital Garrahan

En el Hospital Garrahan funciona una unidad de alta complejidad para la atención de prematuros con complicaciones en el período post natal. Profesionales del Área de Terapia Intensiva Neonatal confirman que madre y padre son parte del equipo de tratamiento para que un bebé con estas características pueda salir adelante. De esta manera, el contacto piel a piel entre la madre y el recién nacido internado es uno de los pilares más importantes, sino el fundamental, para la recuperación y la evolución neuromadurativa de un bebé prematuro que requiere atenciones de alta complejidad en unidad de terapia intensiva neonatal. Bajo esta premisa trabaja el equipo de profesionales del Hospital Garrahan, donde el año pasado se atendieron 52 recién nacidos prematuros de menos de 1.500 kilogramos.

“Cada prematuro requiere cuidados individualizados porque tiene necesidades únicas”, afirma Gustavo Goldsmit, jefe del Área de Terapia Intensiva Neonatal del Garrahan, y destaca el hecho de que tanto madre y padre “son parte de nuestro equipo, realmente con la participación de ellos la recuperación del bebé es más probable”. Por ello, madres y padres cuentan con ingreso irrestricto las 24 horas a la terapia intensiva neonatal y “los instamos a que estén, a que pregunten, a que se animen a ser parte de los cuidados porque es su bebé y, a veces, en una situación tan compleja se delegan los cuidados por miedo”.

En el tratamiento del prematuro cobra gran importancia el contacto piel a piel entre la madre y el recién nacido, que promueve y facilita la producción de leche materna, estabiliza la temperatura y parámetros vitales, favorece el apego y vínculo temprano. Sobre todo, es fundamental la presencia y la participación de la madre y el padre durante la internación ya que está ampliamente comprobado que de esta forma se estabilizan más rápido, recuperan peso, acortan su internación y mejora su neurodesarrollo. “El bebé reconoce el olor, la voz y el latido de su mamá entre un millón de latidos y esto lo tranquiliza”, destaca la especialista en neonatología del Garrahan, Lidia Galina, y da un ejemplo contundente: “un prematuro está en una incubadora que tiene un motor, que hace ruido, que es muy distinto a su mamá, si esa mamá lo levanta lo apoya en su piel vuelve a sentir su corazón, se tranquiliza, está en su casa”. El contacto piel a piel también es beneficioso para la madre, que adquiere confianza en ella y el equipo de salud integrándose a los cuidados de su bebé. Además, que un recién nacido prematuro pueda ser alimentado desde el nacimiento con la leche de su mamá ha demostrado mejorar su crecimiento físico y su evolución neuromadurativa, además de prevenir múltiples complicaciones. “Aunque no pueda ser alimentado nosotros enseñamos a la mamá a humedecer el rostro del bebé con su leche, porque la piel es la primera capa de absorción de nutrientes”, dice Galina.

Estadísticas y porcentajes

El 8 por ciento de cada 1000 recién nacidos vivos nace antes de las 37 semanas de gestación y el 1,2 por ciento son menores de 1,500 kilogramos. El Hospital Garrahan atiende a los prematuros que requieren alta complejidad que, en general, ingresan unos días luego del nacimiento cuando se presentan complicaciones. “Algunas de estas complicaciones requieren intervenciones especiales que se resuelven en nuestro Hospital y al corto tiempo regresan a la maternidad de origen, mientras que otras debido a su gravedad requieren internaciones más prolongadas”, informa Goldsmit.

Causas de internación de prematuros

Las principales causas de internación en el Área de Terapia Intensiva Neonatal del Garrahan son: Dificultad respiratoria, Enterocolitis Necrotizante, Retinopatía del prematuro y Ductus arterioso persistente, entre otras, que requirieron intervenciones médicas, cirugía general y cardiovascular, uso de asistencia respiratoria mecánica específica, tratamiento con láser diodo, nutrición parenteral, entre otros. Y, además, estudios complementarios de laboratorio e imágenes.

Por su parte, UNICEF destaca que, ”la Semana Internacional del Prematuro es una iniciativa de UNICEF a la que adhieren las sociedades científicas más importantes del mundo. Es una fecha que desea poner de manifiesto el alto riesgo de mortalidad que tiene el traer bebés prematuros al mundo. Se trata de prevenir, pero también de ayudar a los niños y a sus familias para que puedan superar con éxito esta circunstancia. Todos los años cambia el lema, este año es «El abrazo de la familia, una terapia poderosa».

El nacimiento antes de tiempo en un parto prematuro puede tener múltiples orígenes: tal vez por causas maternas (diabetes gestacional, hipertensión, eclampsia, hemorragias antes del parto); causas propias del bebé (problemas de crecimiento en la etapa intrauterina, genética); problemas en la placenta (desarrollo anormal de la misma o con ciertas patologías). En esos casos, el equipo perinatal (obstetras y neonatólogos) tomará la decisión sobre cuál es el momento oportuno del nacimiento que sea beneficioso para ese bebé y para su madre.

 Asimismo, desde la OMS señalan que dejar que las madres y sus bebés permanezcan juntos podría salvar más de 125 000 vidas. Un nuevo estudio realizado por este organismo internacional y sus asociados demuestra que la pandemia de COVID-19 está socavando gravemente la calidad de la atención a los neonatos con bajo peso al nacer o problemas de salud, lo cual da lugar a defunciones y a un sufrimiento innecesario. 

El estudio, que se ha publicado en The Lancet eClinical Medicine, indica que el contacto estrecho entre el recién nacido y sus progenitores tras el parto, es de vital importancia, sobre todo para los prematuros o de bajo peso. Sin embargo, en muchos países se separa de forma sistemática a los recién nacidos de sus madres si se sospecha o se confirma la presencia de COVID-19, lo cual aumenta el riesgo de muerte y de complicaciones para toda la vida. 

Esto ocurre sobre todo en los países más pobres, que es donde se produce el mayor número de partos prematuros y defunciones infantiles. De acuerdo con el informe, este riesgo aumenta cuando no se aplica el «método de la madre canguro», que implica que el recién nacido permanezca en contacto estrecho con uno de los progenitores (normalmente, la madre). 

Si el método de la madre canguro se aplicara siempre, se podrían salvar hasta 125 000 vidas de recién nacidos. El contacto inmediato y prolongado piel con piel con uno de los padres y la lactancia materna exclusiva son especialmente importantes para los bebés prematuros o de bajo peso y se ha comprobado que reduce la mortalidad infantil al menos en un 40%, la hipotermia en más de un 70% y las infecciones graves en un 65%. 

El Dr. Anshu Banerjee, Director del Departamento de Salud de la Madre, el Recién Nacido, el Niño y el Adolescente y de Envejecimiento de la OMS, comenta: «Las interrupciones en los servicios sanitarios esenciales durante la pandemia de COVID-19 han afectado gravemente a la calidad de la atención a algunos de los recién nacidos más frágiles y ha dificultado que gocen del derecho de mantener el contacto vital con sus padres que necesitan. Si no actuamos ahora para proteger y mejorar la calidad de la atención a las madres y los recién nacidos y para ampliar la cobertura de intervenciones que salvan vidas, como el método de la madre canguro, pueden perderse décadas de progresos en las que hemos reducido la tasa de defunciones infantiles». 

La OMS recomienda mantener al niño en la misma habitación que la madre desde su nacimiento para que esta pueda amamantarlo y mantener el contacto piel con piel, incluso en los casos en que se sospeche o se confirme la presencia de COVID-19. Además, también se aconseja asesorar a la madre para que aplique las medidas adecuadas de prevención de las infecciones. 

Por su parte, Queen Dube, Directora de Salud del Ministerio de Salud de Malawi y una de las autoras del informe, explica: «Hemos de prestar mucha más atención para que los profesionales de la salud y los responsables políticos de todo el mundo sepan que las madres y los niños deben estar juntos en esos primeros días cruciales, especialmente en el caso de los bebés de bajo peso o prematuros. El método de la madre canguro es una de las formas más rentables y eficaces de proteger a los neonatos de bajo peso o prematuros. Nuestro análisis demuestra que los riesgos de no aplicarlo superan con creces la baja probabilidad de que un recién nacido enferme gravemente por COVID-19». 

La Dra. Dube añade: «El método de la madre canguro es una de las mejores intervenciones para aumentar las probabilidades de supervivencia de un recién nacido prematuro o de bajo peso al nacer, sobre todo en los países de ingresos bajos». 

Resulta muy preocupante que, de acuerdo con las pruebas disponibles, es muy posible que ya se hayan estado aplicando restricciones al uso de este método. Los resultados de una revisión sistemática de 20 directrices clínicas publicadas en 17 países durante la pandemia de COVID-19 indican que, en una tercera parte, estas directrices recomendaban separar al recién nacido de su madre si esta tenía COVID-19 o mostraba signos de esta enfermedad. Por otra parte, en una encuesta mundial realizada a miles de profesionales de la asistencia neonatal que se publica hoy en un artículo conexo en la revista British Medical Journal (BMJ) Global Health se observó que dos tercios de los trabajadores de la salud de los 62 países participantes informaron de que no permiten que las madres con COVID-19 presunta o confirmada practiquen el contacto piel con piel, mientras que casi una cuarta parte veta la lactancia materna, incluso cuando la cuidadora del niño no está infectada. 

En la mayoría de los casos, los estudios indican que los recién nacidos infectados con el virus que causa la COVID-19 no presentan síntomas o que estos son leves, y que el riesgo de muerte neonatal es bajo. De acuerdo con este nuevo estudio, el riesgo de que los recién nacidos se infecten por este virus provocaría menos de 2000 defunciones. 

Sin embargo, las infecciones durante el embarazo pueden aumentar el riesgo de parto prematuro, lo cual pone todavía más de manifiesto la importancia de atender adecuadamente a los bebés prematuros y a sus madres y padres durante esta pandemia. 

Según las estimaciones más recientes, cada año nacen en el mundo, 15 millones de niños prematuros (es decir, antes de las 37 semanas de gestación) y 21 millones de neonatos presentan un peso bajo al nacer (menos de 2,5 kg). Estos niños corren el riesgo de sufrir graves perjuicios para su salud, como discapacidades, retrasos en el desarrollo e infecciones. Además, las complicaciones relacionadas con la prematuridad son la principal causa de defunción entre los recién nacidos y los niños menores de cinco años. 

 Fuentes:

-Organización Mundial de la Salud

-“El niño que fue prematuro”, Series de Pediatría Garrahan. Libro editado por Fundación Garrahan.

-UNICEF

The Lancet eClinical Medicine

– British Medical Journal (BMJ) Global Health