En el marco del Día Mundial contra la Obesidad, que se conmemora el 4 de marzo, las
Sociedades Médicas de nuestro país difundieron un decálogo que explica la complejidad
del abordaje de la obesidad, promoviendo dejar atrás estigmas, preconceptos y
subestimaciones sobre qué la causa y lo que representa su tratamiento.
La obesidad en la infancia puede conducir a la estigmatización y la depresión, y es un fuerte
predictor de la obesidad en la edad adulta, que puede tener repercusiones muy importantes
en la salud. Las prácticas de alimentación deficientes son ahora el principal factor de riesgo
de la carga global de la enfermedad.
Según la Lic. Mariana Raspini, especialista en nutrición del Hospital Garrahan, los resultados
publicados en la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de 2019 advirtió que, en los menores
de 5 años, “el exceso de peso estuvo presente en casi el 14%” y, en la población de 5 a 17 años, “en
más de un 40 por ciento”. En este sentido, “necesitamos concientizar un poco más, somos uno de los
países de la región con las tasas de obesidad más altas, y como España en Europa, por ejemplo,
tenemos cifras alarmantes y es algo que sucede a nivel mundial. En cuanto al impacto de la
pandemia sobre la alimentación y nutrición de las infancias, Raspini señaló que “el aumento del
sobrepeso y de la obesidad infantil pos-pandemia es casi una verdad anunciada”.
¿Qué es la obesidad?
La obesidad se define por el Índice de Masa Corporal, que es un indicador que contrasta el
peso de la persona respecto de su altura y se calcula dividiendo el peso en kilogramos por la
altura en metros al cuadrado. Si esa cuenta da más de 25, la persona tiene sobrepeso; si da
más de 30, obesidad. La obesidad, entonces, no contempla a los que tienen ‘unos kilos de
más’, sino que es ya un cuadro que incrementa el riesgo de desarrollar toda una serie de
complicaciones para la salud. Si tenemos en cuenta además a aquellos argentinos con
sobrepeso, la proporción de argentinos que están por encima de lo que se considera peso
saludable es de 6 de cada 10.
Ante este escenario, en el Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora este 4 de marzo,
expertos de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), Asociación Argentina de Dietistas y
Nutricionistas Dietistas (AADYND), Sociedad Argentina de Médicos Nutricionistas
(SAMENUT), Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), Sociedad
Argentina de Obesidad y Trastornos Alimenticios (SAOTA), Sociedad Argentina de Cirugía de
la Obesidad (SACO), Sociedad Argentina de Medicina (SAM) y la Fundación Cardiológica
Argentina (FCA), se unieron para llamar a actuar cuanto antes para cambiar esta realidad, y
aprovecharon para difundir 10 motivos que explican la complejidad de la obesidad, de su
desarrollo y de su abordaje.
- Cifras: Las estadísticas con que contamos en nuestro país muestran un contexto
preocupante. En 5 años, tal como describieron las III y IV Encuestas Nacionales de Factores
de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (de los años 2013 y 2018), la proporción de
argentinos adultos con obesidad pasó de 20,8% a 25,4%, prácticamente un incremento del
25%.
“Estos son los datos oficiales más recientes que tenemos a nivel nacional, pero los
relevamientos que llevamos adelante en nuestra Sociedad durante la pandemia nos dan la
pauta de que los últimos dos años no han hecho más que agravar esta situación. Y quienes
más peso ganaron en la pandemia son las personas que ya tenían sobrepeso u obesidad,
justamente quienes tienen más riesgo de tener enfermedad severa por COVID-19. Esto nos
debe movilizar a todos a tomar cartas en el asunto”, explicó la Dra. Marianela Aguirre
Ackermann, médica especialista en Nutrición y magister en Diabetes y Coordinadora del
Grupo de Trabajo de Obesidad de la SAN.
Pone en riesgo la salud: “Se debe tomar más conciencia en nuestro país sobre el impacto
negativo que la obesidad puede tener para la salud, tanto por sus consecuencias
cardiovasculares como metabólicas -en el mayor riesgo de desarrollar de diabetes tipo 2 o
hígado graso- e inclusive en el de distintos tipos de cáncer ” , explicó la Dra. Paola Harwicz,
médica cardióloga y especialista en nutrición, ex directora del Consejo de
Cardiometabolismo de la Sociedad Argentina de Cardiología.
No es tu culpa, ni falta de voluntad: “Si fuera sencillo bajar de peso, tendríamos que
estar cada vez mejor, pero no es lo que reflejan las estadísticas. Ciertamente, lograr el
descenso de peso y sostenerlo en el tiempo es un desafío complejo que requiere un
abordaje integral”, agregó la Dra. Paola Harwicz, actual integrante de la Fundación
Cardiológica Argentina.
Más que comer menos y moverse más: para el desarrollo de obesidad, influyen factores
genéticos (predisposición y aspectos evolutivos), el metabolismo (desequilibrios
hormonales), aspectos emocionales (como aburrimiento o disfrute por comer), salud mental
(estrés, ansiedad o depresión), ambiente (dónde y cómo vivimos), trastornos del sueño y
hasta presiones sociales o familiares que vienen desde la niñez, tales como ‘terminá todo lo
que está en tu plato’.
Los médicos somos los primeros que tenemos que cambiar la perspectiva hacia la obesidad,
reconoció la Dra. Harwicz: “En el consultorio, además de pesar y medir la altura y el
perímetro de cintura de la persona para hacer un diagnóstico correcto de situación,
podemos abordar el aspecto emocional y conocer cómo están sus relaciones
interpersonales en su familia y trabajo, cómo se siente con su cuerpo y cómo percibe la
mirada de su entorno. Además, preguntarle si descansa adecuadamente, si realiza actividad
física de manera regular y si está enfrentando alguna situación de estrés en particular. De
esta manera, podremos conocer aspectos que influyen en su conducta alimentaria y -por
ende- en su peso corporal”.
Modo resistencia: “Por si esto fuera poco, independientemente de las causas detrás de la
ganancia de peso en cada persona, una vez que se empieza a bajar de peso, el organismo
desarrolla -por aspectos adaptativos- mecanismos para resistir esos intentos, buscando
retornar al peso anterior. Esto es aún peor con las dietas extremas porque nuestro cuerpo
está diseñado para resistir ante la escasez de alimentos: cuando comemos muy poco, el
metabolismo se hace más lento para gastar menos calorías y, a la vez, aumenta las
hormonas del hambre para que busquemos comer para recargar energías”, explicó la Dra.
Aguirre Ackermann.
Patrones desde la infancia: Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud
establece que, si no se toman medidas concretas para cambiar la realidad actual y futura,
para 2030 el 27,2% de los niños entre 5 y 9 años tendrá obesidad. “La población pediátrica
presenta un panorama preocupante. Muchos niños crecen actualmente en un entorno que
favorece el aumento de peso y la obesidad: cambios en el tipo de alimentos y en su
disponibilidad, descenso en la actividad física con mayor tiempo dedicado a actividades
sedentarias y que suponen estar frente a una pantalla. Sin embargo, los patrones
alimentarios se forjan en las primeras etapas de la vida por lo que ese es el mejor momento
para actuar”, reconoció la Dra. Aguirre Ackermann.
Persiste el estigma: Todavía se manifiesta en miradas, discriminación y rechazo, aspectos
que pueden dañar la autoestima, favorecer el desarrollo de cuadros de ansiedad y
depresión, que probablemente alejen a la persona del cuidado de su salud y de su peso
corporal. “Es necesario actuar para cambiar la realidad, porque estigmatizando a la persona
con obesidad se es parte del problema y debemos procurar ser parte de la solución”, agregó
la Dra. Harwicz.
Aceptarse, quererse y cuidar la salud: La Dra. Harwicz compartió su postura respecto del
activismo orientado a aceptar el propio cuerpo tal como es. “Reconozco el aporte positivo
de la propuesta, porque invita a cambiar la manera de valorarse, superando complejos y
estigmas, y combatiendo toda forma de discriminación. De todos modos, quererse es
mucho más que aceptarse; justamente, un cuadro de obesidad requiere que se tomen
medidas para cuidar el cuerpo y la salud, para poder llevar una vida más plena, más larga,
disminuyendo el riesgo de desarrollar complicaciones que atenten contra ello”.
Consulta médica: Como es una cuestión de salud, necesita un abordaje de la mano de
profesionales de la salud. Los especialistas están preparados para indicar un abordaje
personalizado, atendiendo a la necesidad individual, biología, comportamiento y bienestar
emocional de cada persona.
Nos interpela a todos: “La obesidad es una enfermedad compleja, con muchas causas
vinculadas con el ambiente. Ya no se la considera una cuestión individual y ha pasado a
involucrarnos a todos como sociedad. Todos podemos trabajar juntos para crear un futuro
más saludable.Es importante que cada uno, desde su lugar, se involucre para encontrar
soluciones, sea pidiendo ayuda especializada, dejando atrás el estigma, desarrollando más
empatía o tomando las decisiones de políticas públicas que sean necesarias”, concluyó la
Dra. Aguirre Ackermann.
¿Cómo debe ser un plan de tratamiento?
A partir de los 10 motivos para actuar contra la obesidad, surge inevitablemente la pregunta
sobre cómo sí debe abordársela. Al respecto, las autoridades de las sociedades médicas
remarcaron el aporte del seguimiento médico en el tiempo y delinearon, a grandes rasgos,
que puede incluir:
- Mejorar patrones alimentarios: con apoyo de un especialista, comer variado y saludable,
manteniendo la ingesta de los nutrientes necesarios, sin caer en dietas mágicas que sólo
consiguen resultados de corto plazo y hacen mal a la salud. - Vida activa: tras realizar todos los chequeos de salud necesarios, diseñar un plan de
actividad física, aquella realmente realizable y sostenible en el tiempo (caminata, baile,
bicicleta, etc., y siempre procurando llevar una vida más activa). - Manejo de emociones: existen técnicas de relajación para lidiar con el estrés y, tal vez, con
ayuda de un especialista, se puede identificar, en el plano de las emociones, por qué se
come de más, para contribuir a controlarlo. Ante cuadros más complejos, como de ansiedad
o depresión, siempre consultar con un médico. - Ambiente: tomar buenas decisiones en los lugares de compra de alimentos y procurar
tener siempre en casa opciones saludables y que no estén a mano solo los de elevado
aporte calórico y bajo valor nutricional. Lo mismo en el trabajo y en eventos sociales. - Conducta alimentaria y Metabolismo: el equipo médico determinará si es pertinente
incluir en el tratamiento herramientas farmacológicas orientadas a equilibrar el aspecto
hormonal que interviene en los mecanismos de saciedad y que han demostrado beneficios
para bajar de peso, o si la persona tiene indicación de cirugía bariátrica.