Según la Revista Medicina Infantil (2003; X: 17 - 23) editada por los profesionales del Hospital de Pediatría J, P. Garrahan; la Dermatitis Atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria, crónica de la piel que se presenta más frecuentemente durante la infancia. El prurito intenso y la hiperreactividad cutánea son los signos cardinales de esta enfermedad. Una complicación muy frecuentemente observada, aunque no siempre tenida en cuenta, es la afectación de la vida familiar y de la relación del niño con el medio que lo rodea. “Estos pacientes suelen presentar trastornos del sueño, de su conducta, su rendimiento escolar y su relación con los demás, secundarios a la alteración de su descanso, su alimentación y el sentimiento negativo que despiertan sus lesiones cutáneas. Es en la consulta de esta patología frecuente, donde hemos aprendido la importancia del manejo adecuado de las situaciones descriptas para obtener una buena evolución de la enfermedad; asimismo creemos que la salud se logra a través de la prevención y la educación”.
Así, en el marco del Día Mundial de la Dermatitis Atópica, la Asociación de Dermatitis Atópica Argentina (ADAR) y la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO), dos organizaciones que trabajan para acompañar y asesorar a personas con esta enfermedad y a sus familias, se unieron para llevar adelante una encuesta sobre la situación que atravesaron (y atraviesan) los pacientes a partir de la pandemia de COVID-19, desde marzo de 2020; indagaron sobre sobre calidad de vida, acceso a la salud, la situación laboral, hábitos de alimentación, actividad física y los niveles de estrés. La encuesta, denominada ‘Evolución de los pacientes con dermatitis atópica durante la pandemia COVID-19’, fue implementada en forma online entre el 12 de junio y el 8 de julio de 2021 y participaron 535 pacientes de todo el país, con reclutamiento vía redes sociales, grupos de Whatsapp y el mailing de ambas organizaciones.
Según la encuesta, los principales sentimientos experimentados por los pacientes en relación con su enfermedad durante la cuarentena reflejaron los siguientes porcentajes:
Ansiedad (52,9%), angustia (43,2%), cansancio (40,4%) y desgaste (39,6%); “todos hemos atravesado emociones de este tipo a lo largo de estos 18 meses, pero la coexistencia de una enfermedad crónica exacerba la situación, acentuando o agrandando otras complicaciones que enfrentamos”, sostuvo Mariana Palacios, presidente de ADAR.
Esta es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel, caracterizada por brotes frecuentes, picazón intensa, irritación, dolor, enrojecimiento, costras e infecciones.Durante la pandemia, el 55% de los pacientes calificó a su dermatitis atópica como moderada o alta y, comparado con cómo se sentían antes de marzo de 2020, para la mitad, su enfermedad empeoró. Además, para el 62,8% la picazón durante la cuarentena fue (y es) moderada o alta, un 41,3% más que antes.
La picazón no es un aspecto menor. Las personas a las que la piel les pica en forma crónica e intensa tienen el triple de posibilidades de desarrollar depresión y el doble de experimentar ansiedad. Otras investigaciones ya habían demostrado que muchas veces los trastornos de salud mental en personas con enfermedades de la piel se vinculan directamente con el nivel
de picazón .
Antes de la cuarentena, el 62,1% estaba en tratamiento para su dermatitis atópica (sobre todo, con cremas emolientes o humectantes y corticoides en crema), pero el 18,1% lo tuvo que discontinuar, en general por motivos económicos y 1 de cada 10 decidió -por su cuenta- suspender la medicación por temor al COVID-19.
La pandemia, al igual que en el resto de la gente, impactó en el plano laboral: un 13% de los pacientes perdió su empleo contra un 7,1% que consiguió uno.
Entre quienes necesitaron ser hospitalizados por su dermatitis en este año y medio, que afortunadamente fueron una minoría (5,6%, aunque el porcentaje ascendió a 15,7% en niños entre 1 y 5 años), 1 de cada 5 encontró dificultades para obtener una cama. “Pongámonos por un instante en el lugar de una familia con un nene con un brote generalizado, esto significa un cuerpo con eccemas, infecciones, dolor, picazón y sin la posibilidad de asistir a un centro médico para ser atendido. Son vivencias traumáticas de las que no te olvidás más”, subrayó la titular de ADAR.
De todos los encuestados, el 66,3% tenía controles programados a partir de marzo 2020, pero solo 3 de cada 10 pudieron concretarlos y el 38,5% lo hizo por telemedicina (vía Whatsapp el 72,4% de las veces). La tecnología mostró que puede ser parte de la solución de un problema complejo que tenemos en Argentina, que es la carencia de especialistas (y de equipamiento) en muchas ciudades del país, que obligan al paciente a hacer largas distancias para recibir atención médica.
Tal como explicó la Dra. Paula Luna, médica especialista en Dermatología y Dermatología Infantil del Hospital Alemán, “la consulta presencial es irreemplazable, pero la teleconsulta sería un complemento válido porque en estas enfermedades de la piel puede hacerse un seguimiento con fotos o una videollamada”.
Como la dermatitis atópica comparte el proceso inflamatorio subyacente con otras enfermedades, conocido como ‘inflamación de tipo 2’, la Dra. Luna manifestó que no causó sorpresa que 7 de cada 10 participantes presentaran alergia ambiental (47,1%), alergia alimentaria (20,2%), asma (15,7%) y, en menor medida, poliposis, rinoconjuntivitis y esofagitis eosinofílica.
Obesidad, sedentarismo y estrés
En promedio, los participantes de la encuesta aumentaron 2 kg en la pandemia y un 10% aumentó más de 10 kg. También bajó la realización de actividad física (el 60,6% no hace ejercicio, pero de ese total 1 de cada 4 lo hacía antes de la pandemia, abandonó y aún no retomó).
- 1 de cada 4 pacientes con dermatitis atópica tuvo COVID-19.
- Los medios de comunicación masivos (61,1%) y los médicos (43,9%) fueron las fuentes de información más consultadas para conocer sobre las vacunas.
- 1 Casi el 90% está de acuerdo con vacunarse (cuando corrió la encuesta, el 34,2% lo había hecho).