*Por Dra. Célica Menéndez.
Las enfermedades y padecimientos físicos, los eventos sorpresivos que amenazan la salud o la integridad física, las maniobras y procedimientos médicos necesarios para tratarlos, constituyen una afrenta a la salud emocional y mental.
Los niños, niñas y adolescentes en tratamiento para recuperar su salud perdida deben hacer frente a innumerables fuentes de estrés que les exigen un trabajo continuo de adaptación y ponen en juego su capacidad de resistencia.
Las familias, a la par que los pacientes, también están expuestas a múltiples desafíos. Al impacto subjetivo de aceptar la enfermedad dentro del seno familiar, y la preocupación por sus consecuencias concretas en la vida del hijo o hija, se suma la necesidad de resolver problemas prácticos que precisan reorganización, creación de nuevas soluciones y búsqueda de ayuda en familiares, amigos y comunidad.
Al mismo tiempo, pacientes y familias transitan el camino de encontrar respuestas que le den un sentido personal a lo que les está sucediendo y no esperaban: ¿por qué a mi, a él/ella, a nosotros?
Equipo de salud mental del Hospital Garrahan.
El equipo de salud no está tampoco exento de desafíos en el plano emocional. Por su contacto cotidiano con el sufrimiento humano y la injusticia, porque no siempre es posible curar y todo lo que hacemos puede parecer insuficiente, médicos, enfermeros y personal en general están también expuestos a exigencias emocionales especiales. En ocasiones, los que cuidan pueden ver dañada su salud emocional como consecuencia directa de su tarea.
Resiliencia es un término que la psicología utiliza para describir la capacidad que tienen muchas personas para resistir a la adversidad que las impacta sin doblegarse. Aún más: la resistencia puede acompañarse y, a menudo lo hace, de un crecimiento personal consistente en un enriquecimiento en la forma de apreciar y valorar la vida.
Los profesionales de Salud Mental en el contexto pediátrico trabajan para mantener la salud emocional y psicológica a pesar de la situación estresante que atraviesan los pacientes. Lo hacen reforzando los aspectos sanos de los niños/as y sus madres/padres, asesorando a los padres/madres a brindar el cuidado adecuado a sus hijos/as sanos, y favoreciendo la comunicación óptima entre los pacientes, sus familiares y el equipo de salud.
En el Hospital Garrahan la sala de juegos, la asistencia psicoterapéutica y psiquiátrica forman parte de los recursos que ofrece el Servicio de Salud Mental a los pacientes internados o en seguimiento médico.
En ocasiones, Salud Mental brinda sostén y aporta herramientas a los colegas a través de la realización de grupos de reflexión conjunta y/o encuentros focalizados de intercambio.
Ningún niño/a puede considerarse curado en tanto no se haya cuidado también su salud mental, es decir, su posibilidad de vivir una vida plena, con capacidad de interactuar socialmente de forma placentera, amar y ser amado, crear, disfrutar y acceder a una vida productiva.
*Célica Menéndez es psiquiatra especializada en pediatría, jefa del Servicio de Salud Mental del Hospital Garrahan.